martes, 10 de mayo de 2011

¿Podrías venderme una hora de tu tiempo?

La noche ya había caido. Sin embargo, un pequeño hacía grandes esfuerzos para no quedarse dormido; el motivo bien valia la pena: estaba esperando a su papá.
Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente. Cuando se abrió la puerta, el niño se incorporó, como impulsado por un resorte, y sotó la pregunta que lo tenía tan inquieto:

-Papi ¿cuánto ganas por hora?-dijo con los ojos muy abiertos.
El padre, molesto y cansado, fue tajante en su respuesta.
-Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes y vuelve a dormir, que ya es tarde.
-Si papi. Sólo dime cuánto te pagan por una hora de trabajo-reiteró suplicante el niño.

Tenso, el padre apenas abrió la boca para decir:
-Cuarenta euros.
-Papá ¿podrías prestarme veinte euros?-preguntó el pequeño.
El padre se enfureció, tomó al pequeño del brazo y con tono brusco le dijo:
-Así es que para eso querías saber cuánto gano ¿no? ¡Vete a dormir y no sigas fastidiando, avaricioso egoista!

El niño se alejó timidamente, y el padre, al meditar lo sucedido, comenzó a sentirse culpable: tal vez necesita algo, pensó; y queriendo descargar su conciencia, se asomó a la habitación de su hijo y con voz suave le preguntó:
-¿Duermes, hijo?
-Dime, papi- respondió entre sueños
-Aqui tienes el dinero que me pediste.
-Gracias papi- susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada, de donde sacó unos billetes arrugados. -¡Ya lo tengo, lo conseguí! -gritó jubiloso, -¡tengo cuarenta euros! Ahora, papá, ¿podrías venderme una hora de tu tiempo?


José Carlos Bermejo
"Regalame la salud de un cuento"


Este cuento es otro de los muchos que me gustan de este libro que ya nombré en la actualización anterior. Ademas creo que tiene mucho que ver con la actualidad y con lo que vamos a ver cuando trabajemos con niños ya que, muchos padres no tienen tiempo para compartirlo con sus hijos.

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